Pequeña de las dudas infinitas.

¿Cuántos días han pasado?  ¿Cuántas cosas han cambiado?

Acabo de darme cuenta de que, por mucho tiempo que pase o muchas vueltas que de la vida, aquí sigo.
Igual, con las mismas zapatillas y la misma bata de casa. Igual de sola rodeada de gente, igual o más enamorada de él.

Si me pregunto si he aprendido algo en todo este tiempo, no se responder, dicen que siempre estamos aprendiendo, pero yo creo que en esta asignatura no avanzo. Por mucho que me esfuerce, no llego ni al cinco raspado.

No se si soy yo, mis manías, mis maneras, mis palabras, o mi ropa. No se lo que es, y sinceramente, si algún día llegase a saberlo, tampoco se si podría llegar a cambiarlo.
Tengo la constante sensación de que nunca es suficiente, de que siempre hay alguien por encima mía que lo hace mejor. Un miedo constante a quedar la última, un miedo que aparece cuando menos lo necesito.

Aunque se que con él sería la persona más feliz de la Tierra, en lo más hondo de mi corazón hay algo que me dice: sabes que ese día no llegará nunca. Y no es que esté triste por ello, si no que, muchas veces me resigno, otras tantas me hace casi llorar, y otras pienso, mañana será el día en el que se de cuenta de que me necesita tanto como lo necesito yo a él.

Pero no, no llega. Y pasan dos días, y cuando parece que estamos más lejos, vuelves, te acercas, me deshaces y te vuelves a ir. Te vuelves a ir.

Es mucho tiempo, muchos días en los que, a fin de cuentas no he conseguido nada, no ha cambiado nada entre nosotros.

La paciencia es un don que pocas personas poseen, y yo no soy de esas afortunadas, aunque creo que con esta espera, me he ganado un cachito de cielo.

Empiezo a plantearme si realmente eres tú, si eres lo que tantas veces he soñado. Si eres mi último examen, o solo un suspenso más.

Por si sí, o por si no, me voy a estudiar.

En ti queda, yo creo que ya he puesto suficiente de mi parte.




Comentarios

Entradas populares